Tu voz me guía entre las sombras
mientras mi cuerpo se consume entre tus manos
me arrastras al pecado,
y yo no puedo resistirme,
no es que lo intente demasiado,
te beso y deslizo mis manos por tu cuerpo,
trato de calmar mis deseos,
pero resulta inútil, no quiero hacerlo…
Continuo y dejo que me hagas pecar,
que un pecado compartido
comparte también la penitencia…